Hipotiroidismo y alimentación
- EQUILÍBRATE
- 13 may 2022
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 25 may 2022
La glándula tiroides es un órgano pequeño en forma de mariposa situado en la parte anterior del cuello. Aunque pesa menos de 30 gramos, produce hormonas que afectan a todos los órganos, tejidos y células del organismo, y por esto ejerce una gran influencia sobre la salud.
La glándula tiroidea responde a la hormona estimuladora de la tiroides (TSH), una hormona secretada por la hipófisis. Al ser estimulada, la glándula tiroidea produce dos hormonas principales: tiroxina (T4), hormona tiroidea que recibe ese nombre por sus cuatro
moléculas de yodo, y triyodotironina (T3), hormona tiroidea con tres moléculas de yodo. Esta última es la forma más abundante y activa de las hormonas tiroideas que utiliza el organismo.
La tiroides regula múltiples procesos corporales, incluidos el metabolismo de las grasas y los hidratos de carbono, la temperatura y la frecuencia cardíaca. También produce calcitonina, una hormona que participa en la regulación del calcio sanguíneo.

Cuando la glándula tiroidea esta dañada y no es capaz de producir las hormonas tiroideas suficientes para mantener el metabolismo del cuerpo normal, es cuando se produce el hipotiroidismo, que significa "poca hormona tiroidea".
Según información de la última Encuesta Nacional de Salud (2016-2017), la prevalencia de sospecha de hipotiroidismo, es decir, personas con niveles elevados de TSH, es del 18,6% (18.9% y 18.2% en mujeres y hombres respectivamente), y al evaluar el hipotiroidismo clínico, es decir, personas con valores de TSH elevada y T4 libre baja, se observa una prevalencia de 2.2% (2.6% en mujeres y 1.8% en hombres) (1).
La causa más común de hipotiroidismo es la tiroiditis o inflamación de la glándula tiroidea, conocida también como la enfermedad de Hashimoto, en la cual las defensas naturales del cuerpo o sistema inmune se equivocan y actúan contra las células en la glándula tiroidea, habitualmente ocurre por un error genético hereditario. El sistema inmune envía glóbulos blancos y anticuerpos a destruir la tiroides. Frente a este ataque, el cuerpo reacciona a través de la hipófisis que produce la hormona estimulante del tiroides (TSH) en exceso para lograr que la tiroides siga produciendo la hormona tiroidea necesaria. El exceso de TSH puede causar que la glándula tiroidea aumente de tamaño lo que se llama bocio. A este cuadro de bocio, hipotiroidismo y exceso de autoinmunidad se la llama enfermedad de Hashimoto.
Existen otras causas de hipotiroidismo como por ejemplo, las virales que pueden generar el mismo cuadro final pero sin bocio, como también hábitos alimentarios insuficientes en yodo. En Chile, debido principalmente a la fortificación universal de la sal común con yodo implementada el año 1979, no es común el hipotiroidismo por déficit de este mineral.
Manifestaciones clínicas
En relación a este punto, el hipotiroidismo puede producir un amplio rango de síntomas, que suelen ser inespecíficos para la enfermedad. Por lo mismo, en caso de sospecha es fundamental confirmar el diagnóstico a través exámenes bioquímicos, que midan el perfil tiroideo (niveles de hormonas tiroideas como la TSH, T4, y T3) .
La sintomatología varía dependiendo de la magnitud del déficit de la hormona tiroidea y de la velocidad de instalación de dicho déficit.
Los principales síntomas son:
• Fatiga y debilidad
• Intolerancia al frío
• Constipación
• Ganancia de peso (menor a 5 kg)
• Disnea con el ejercicio
• Ronquera
• Piel seca
• Artralgias (dolor articular)
• Mialgias (dolor muscular)
• Parestesias (sensación o conjunto de sensaciones anormales de cosquilleo)
Los principales signos son:
• Bradicardia
• Hipertensión diastólica
• Retraso en la relajación de los reflejos tendinosos profundos
• Edema periorbitario (acumulación anormal de líquido en los tejidos de superficie interna de párpados)
• Macroglosia (tamaño de lengua más grande que lo normal)
• Derrame pleural, pericárdico y/o ascitis
• Galactorrea (secreción de leche por el pezón que no está relacionada con la producción normal de leche para la lactancia).
Diagnóstico
La solicitud de TSH tiene un rol central en el diagnóstico del hipotiroidismo. Siempre debe repetirse ante un resultado anormal. Es importante conocer que la TSH tiene fluctuaciones circadianas, siendo de mayor valor en horario vespertino. Los niveles de TSH aumentan con el estrés, enfermedades agudas, la edad, siendo incluso esperable un corte o rango superior hasta 7-8 mIU/L en adultos mayores.
Nutrición e hipotiroidismo.
Existen varios nutrientes que favorecen la salud de la glándula tiroides, en especial el yodo y selenio. Otras deficiencias de micronutrientes como hierro, vitamina A y zinc podrían influir en el estado nutricional del yodo y la función tiroidea.
¿En qué alimentos se encuentran principalmente estos nutrientes?
Yodo: pescados y mariscos
Selenio: palta, chía, nueces, castañas de Cajú, lentejas
Vitamina A: pimentón, zanahoria, zapallo, espinacas, lácteos, yema de huevo, mango
Hierro: carnes rojas y blancas, legumbres y verduras de hojas verdes
Zinc: avena, semillas de zapallo, legumbres, lácteos, garbanzos.
Por último, te compartimos unos tips a considerar si padeces de hipotiroidismo (2):
Mantener una dieta antiinflamatoria: sobre todo en casos donde el hipotiroidismo esté provocado por un problema autoinmune, como es el caso de la Tiroiditis de Hashimoto, una alimentación alta en alimentos antiinflamatorios como cúrcuma, nueces (5 unidades diarias), pescados grasos (1 porción tamaño palma de la mano, 2 veces/semana) pudieran contribuir a mantener controlada la función tiroidea.
Evitar consumo de alimentos bociógenos: alimentos como coliflor, brócoli, repollo, etc, contienen un compuesto llamado goitrina, que interfiere con la síntesis de hormonas tiroideas.
Mantener una dieta restrictiva en caso de tener alguna sensibilidad alimentaria como intolerancia al gluten; en algunos casos de personas con enfermedad celíaca e hipotiroidismo, se ha observado que la restricción de gluten a través de la dieta podría revertir la prevalencia de trastornos que afectan a la tiroides.
Una vez más podemos ver que la alimentación y la nutrición cumplen un rol clave en el control de enfermedades como el hipotiroidismo, por supuesto que siempre acompañado al tratamiento médico que en la mayoría de los casos debe ser considerado para toda la vida.
Referencias bibliográficas
Mahan K, Escott-Stump S, Raymond J (2013) Krause Dietoterapia, (13a.ed). Elsevier España.
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